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Ruptura del MAS-IPSP: ¿Reformulación o refuerzo?
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- La Aparicio
- @la.aparicioooo/
La coyuntura política nacional de los últimos 9 meses ha sorprendido a más de uno cuando el Movimiento al Socialismo - MAS-IPSP no pudo ocultar más su crisis y ruptura interna. Sin embargo, este capítulo en su historia nos sirve para tratar de entender las similitudes del tipo de gobierno “masista” tanto de Estado como de partido.
Pero antes, se me hace indispensable rememorar la ruptura del MNR – Movimiento Nacionalista Revolucionario que nos lanza algunos destellos de luz para comparar con el MAS principalmente por sus similitudes en las nuevas etapas que inauguraron en la historia política boliviana, en 1952 y 2009 respectivamente. Así también por haber sido partidos hegemónicos, reformistas y estatistas.
Pero existe una diferencia fundamental. Cada gran líder “emenrrista” se encargó de fundar su propio partido en la década de los 60’s fruto de una atomización alrededor de ellos. Walter Guevara fundó el partido Revolucionario Auténtico (PRA), Juan Lechín Oquendo con el Partido Revolucionario de Izquierda Nacional (PRIN) y Hernán Siles Zuazo con el Movimiento Nacionalista Revolucionaria de Izquierda (MNRI). Líderes fuertes masistas son escasos para formar una atomización comparable.
Por lo tanto, me tomaré la licencia de no profundizar en las formas de división, transitemos el fondo. Para aquellos que no militamos, ni estamos en la cúpula de poder o en la élite del partido, se nos hace difícil de ver o de imaginar lo que pasa adentro. Pero por obviedad y repetición en la historia moderna de la democracia podemos comprender que el gran componente que crea estas rupturas dentro del partido es la inviabilidad de continuar con la lógica de poder y la estructura de autoridad hasta entonces usada como base para operar.
Desde el 2006 hasta el 2019 Evo Morales ha sido el líder indiscutible dentro del país y de su partido con un voto duro y monopolizado en el área rural principalmente. Estas fisuras de hace 5 años y su tozudez de presentarse como candidato en el 2019, evitando la rotación dentro de su propio partido definitivamente fue el génesis de una crisis de partido. La autoridad de Morales empezó a cuestionarse, no solo en el plano nacional e internacional, sino en su propio círculo de confianza. Así como el autoritarismo del líder cocalero cansó al boliviano clasemediero de a pie, la actual ruptura me hace inferir que pasó algo similar con sus compañeros de militancia.
Son pues ahora los “rebeldes” del MAS los que están en el poder. Arce y su gente iniciaron una rebelión interna, generando un sismo en las estructuras sindicales de autoridad y de poder masistas, o más bien, evistas. Tan inaceptable fue el sismo, que camino al trópico cochabambino todos los letreros con el nombre de Arce tienen pintado “Traidor”. Pero más que traidor, ha creado una subunidad dentro del partido que hace que ahora haya dos fuerzas en disputa que quizás les permitan salir del “personalismo” que, según Sartori (1976), es una constante en la política partidista sudamericana.
Por cómo se va dibujando el panorama actual, esta subunidad ha roto con la verticalidad de Morales con sede en el Chapare. Creando probablemente una nueva fracción, vertical también, pero con sede en La Paz. Sumado a la casi nula presencia femenina dentro de los espacios más importantes de decisión. Además de un vaciamiento ideológico que viene caldeándose en los últimos años. Y que se hizo evidente, por ejemplo, con en el quiebre de la narrativa progresista cuando Andrónico Rodríguez simpatizó con el conservadurismo boliviano al opinar sobre la Ley No. 348 “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida libre de Violencia”.
Pero para no desviarnos del tema, cabe hacer una precisión sobre la verticalidad. Pues no la estoy evocando en contraposición a la horizontalidad; sino de verticalidad rígida incluso dentro de la élite de militantes. En estas élites pequeñas en número y completamente herméticas la verticalidad no es sostenible, al menos no por mucho tiempo. Y lo que me lleva a la siguiente pregunta, ¿Reformularán o reforzarán su lógica de poder? ¿Es una oportunidad de recomposición o solo es cambio de sede?
Para María Teresa Zegada, politóloga boliviana, esta ruptura es saludable para el propio partido, así lo explicó en una entrevista. No podría estar más de acuerdo, los partidos políticos son a su vez “sistemas políticos en miniatura” (Eldersveld, 1950). Y el problema de la gran mayoría de los partidos políticos es su casi nula democracia interna. Por lo tanto, esta fisura obliga a los intelectuales del partido a pensar y re-pensar los desaciertos de tener a Morales como eje gravitacional de poder y autoridad que en el 2019 llevó a que le arrebaten el poder del Estado; y ahora, sus hermanos, intenten arrebatarle el poder del partido.
¿Encontrará el evismo una fortaleza de reinvención con la rebelión arcista, cerrando un ciclo de liderazgos para abrir otro? ¿O será más bien el gran inicio de un agonizante declive como fue con el MNR? El MNR que es hoy un partido ridiculizado, sin presencia real y con exmilitantes que empiezan a silbar y mirar para arriba cuando se les recuerda su pasado.
La Aparicio Politóloga apartidista